Cuando la cesantía golpea…

Año 2014

Estaba en mi trabajo soñado, trabajaba en un estudio de grabación, grababa bandas, grupos de música, voces en off, hacia post producción de comerciales y varias cosas más con audio.

Sin embargo, este “oasis” distaba de ser tal. La pega era entretenida, el grupo de trabajo, muy desunido, y solo atendíamos incendios.

Yo estaba cansado, y discutí con mi jefe. Me despidieron.

Con familia recién armada, con sueños y anhelos, me quede en blanco. Cesante.

Quien no lo ha vivido, difícil, sabrá el accidentado camino de buscar trabajo.

Es otro trabajo. Con las mismas exigencias.

Me tuve que ir a vivir con mis suegros, tenía que buscar trabajo, apoyar a mi señora con sus padres, de 3a edad, ir a médicos, controles, hacer aseo, mantener el ritmo.

Lloré.

No saben cuánto.

Me recriminé por no quedarme callado, tendría trabajo seguramente – me decía.

En ese escenario, logré sacar otra carrera, técnico. En la dificultad del vespertino, donde todo es cuesta arriba. Al menos yo no tengo hijos y podía estudiar, pero veía a mis compañeros, que necesitaban trabajar, estudiar y mantener familia. Tenía que salir adelante, tenía que pararme.

Lo hice, volví al mercado laboral luego de 5 años, de un incesante tocar puertas, con mi señora, como mi puntal, cuando decaía.

¿Qué aprendí? Varias cosas. Que el ser humano tiene una fuerza única. Que somos capaces de aprender de todo y adaptarnos. Que a pesar de todas las puertas cerradas en las narices, en algún momento, alguien te escucha y te da la opción.

Hoy, ya no tengo miedo a quédame sin trabajo, sé que será difícil encontrar trabajo, pero no morí.

Ya no morí…

Y ahora, si soy más fuerte.

Tu también…

Saludos

Envido por: Hernán Leiva G.

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